consiste en producir un bloqueo transitorio y reversible (es decir NO definitivo) a nivel de la placa neuromuscular, lugar en el cual el nervio hace contacto con el músculo indicándole que se contraiga.
Con Botox®, el rostro luce un aspecto mas relajado y libre de arrugas, manteniendo la naturalidad, frescura y luminosidad propia. Cada rostro es una expresión única. Por eso, Botox® debe ser aplicado respetando la personalidad y las características faciales de cada persona. El medico especialista en la técnica de aplicación es quien debe decidir la dosis correcta y los puntos de aplicación específicos para que las expresiones sigan siendo el reflejo natural de la propia personalidad.
La aplicación es muy simple y no necesita de preparación especial.
No requiere de anestesia. La duración de la aplicación es muy rápida, se realiza en una sesión de 20 a 30 min. No es un procedimiento doloroso. Se recomienda al paciente no masajear la zona tratada, mantener la cabeza en posición vertical (evitar acostarse) y no realizar ejercicios físicos durante las 4 horas siguientes a la aplicación. Después de pasado éste tiempo puede realizar sus actividades normalmente.
Los efectos empiezan a ser apreciados a partir del 4º día de la aplicación y llegan a su máximo entre el 7º y 10º día.
Tiene una duración temporal de alrededor de 5 meses; lapso después del cual debe renovarse la dosis bajo supervisión médica.
Zonas que mejores resultados da, Arrugas frontales, Arrugas de entrecejo, Patas de gallo.
El efecto disminuye en forma paulatina y una vez que pasa totalmente, el paciente vuelve al mismo estado en que se encontraba antes de aplicarse el producto.